lunes, 4 de marzo de 2019

LA FEALDAD


Era Pelayo en el pueblo
un joven "simpaticón"
pero que tenía un defecto:
que era feo, un montón:
con la cabeza muy gorda,
era un cabezón.

Pelayo, en esta vida,
todos los defectos físicos,
a él le ha tocado tener,
y cuando va por la calle,
y la gente a él lo ve,
a unos les da risa,
y otros les da compasión.

Pelayo es inteligente,
y muy trabajador,
y es bueno y compasivo,
y ayudaba a la gente,
Pelayo está trabajando,
y era buen trabajador,
y al empresario le da igual,
porque fuera feo o guapo,
o fuera un cabezón.

Pelayo quería casarse,
y en la localidad no encontraba,
con el físico que tenía,
nadie lo aceptaba,
y con el ordenador
se pone en las redes sociales,
y a los pocos días recibe
la respuesta adecuada,
de una joven que muy cerca
que de otra localidad estaba.

Pelayo: "Yo te acepto
tal y como tú eres,
porque tú has sido sincero,
pero antes de prometernos,
nos tenemos que ver,
porque si tú tienes defectos,
tú a mí me tienes que ver,
porque yo soy una mujer
alta y seca.
Con una nube en un ojo,
y en el otro una tormenta,
y soy fea, soy muy fea.
vamos a hacer un encuentro,
y nos vamos a ver.
Los defectos los sabemos,
y cuando nos veamos,
no nos vamos a sorprender,
porque tú has sido sincero,
y yo lo he sido también,
y una familia
nosotros vamos a hacer,
igual que lo hacen los reyes,
los condes y los marqueses,
qué culpa tenemos nosotros,
de haber nacido al revés; 
de tanta gente tan guapa,
que tuvieron suerte al nacer".

Y ha pasado un tiempo,
ya acordaron casarse,
han hablado con el cura,
y con los familiares,
ha llegado el momento
de celebrar la boda.
A la iglesia han acudido
todos los familiares,
de Consuelo y de Pelayo.

Las gentes salen a la calle,
así son las gentes,
salen a ver cuando hay
algún acontecimiento.
El cura los ha casado,
a Pelayo y a Consuelo,
y los ha alabado mucho,
y les dice con respeto:
"Como dice Don Quijote,
hay dos clases de hermosura:
la del alma y la del cuerpo.
La del alma la tenéis,
que es lo mejor que Dios
a vosotros os ha dado".

Vivía un matrimonio,
ella era muy hermosa,
frente a Pelayo y Consuelo,
y pensaba la señora,
cómo podía ser
que un matrimonio tan feo,
ellos se lleven tan bien,
van a todas partes juntos,
y no se ven discutir,
y tienen conformidad;
y, sin embargo, nosotros,
con hermosura y dinero,
si el uno dice blanco,
el otro dice negro.

Se han marchado a la ciudad,
le ha salido trabajo,
y han vuelto
pasando un tiempo,
Consuelo y también Pelayo.
Se sabía que tenían dos niñas.
¡Qué sorpresa se han llevado!
Las gentes que los conocían,
ellos veían a las niñas,
con la cara de Consuelo
y la fealdad de Pelayo...
¡Y son dos niñas preciosas!

Las gentes se preguntaban
cómo ha podido ser
que de unos padres tan feos,
hayan nacido dos niñas
más guapas... no puede ser.
Capricho de la naturaleza,
que todo lo puede hacer.
Lo mismo que los espinos,
que hay flores que son hermosas
y han salido de un espino...
como el rosal y la rosa.

Por Cecilio Clemente Rivera

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