¡Qué mala suerte he tenido!
Hay días que es mejor
que no salga de casa.
Cojo y me voy a pescar
en esa divina charca,
y estoy un rato pescando.
A ver si algunos picaban….,
y ya me iba a marchar…
cuando el anzuelo
se engancha.
Dije: -¡Ya picó el pez!-
Y tiro con mucha maña
porque veo que tenía peso
y se doblaba la caña.
Y dije: -¡Este pez es gordo!-
Voy enrollando el hilo,
y cuando asoma el anzuelo….
qué sorpresa me llevaba,
pues el anzuelo traía
un zapato enganchado.
Y me he cambiado de puesto,
pues a veces la suerte
cambiaba,,
y en ese mismo momento
cojo y echo la caña,
y me regato para atrás,
y veo que a mis espaldas
un cartel que en él ponía
prohibido pescar en la charca.
Y cuando me doy cuenta….
ya estaba allí el guardia,
con un papel en la mano,
para denunciar la causa,
diciendo de mal agrado..
-Ahora mismo lo denuncio
por pescar aquí en la charca-…
-Ya puede continuar pescando,
pescando hasta mañana-
-Pero si mañana vengo,
y lo cojo aquí en la charca,
otra denuncia se gana-
He quedado relajado
pues ya tenía permiso,
permiso hasta mañana.
He echado el anzuelo
y me hace una picada,
con un tirón tan fuerte,
que casi me llevaba la caña.
He sacado un buen pez
y lo echo a la canasta;
vuelvo a echar la caña,
a ver si tengo suerte
y me dan otra picada.
Me he “regatado” para atrás,
para ver el pez
que puse en la canasta….
y qué sorpresa me llevo,
que un gato se lo llevaba.
Y salgo detrás de él,
a ver si se lo quitaba,
pero el felino corría
y no había quien lo alcanzara.
¡Qué mala suerte he tenido!
Mejor es no salir de casa….
Primero saco un zapato,
después me denuncia el guarda,
y el único pez que cojo….
se lo ha llevado la gata.
Por Cecilio Clemente Rivera
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