lunes, 4 de marzo de 2019

LA ABUELA


Sus padres están trabajando,
y la abuela
se ha quedado
al cuidado de los nietos.
Ella está preocupada,
con lo que les pase a ellos,
Va todas las mañanas,
a llevarlos al colegio,
y, luego, vuelve a por ellos,
porque la seguridad
es para ella, lo primero; 
pero antes les da el desayuno,
a cada uno,
lo que más le guste a ellos.

Un día, el más pequeño
no quería ir al colegio,
estaba un poco malo,
y la abuela desconfía,
que es de algún alimento,
que no le ha sentado al niño,
y lo ha llevado al médico.
Lo han mirado muy bien,
le hacen un reconocimiento,
y como respira mal,
aerosoles le han puesto,
pero el niño sigue igual.

No le hacían efecto,
y el niño sigue malo,
y no puede ir al colegio,
se queja de la barriga,
que inflamada se le ha puesto.
Y a la abuela se le ocurre,
darle ella un tratamiento,
como lo hacía su madre,
y su abuela en aquel tiempo;
entonces, no había medicinas,
y tampoco había dinero,
había que recurrir
a los tratamientos caseros,
quienes eran los que sabían,
de todos esos remedios,
los mayores que habían sufrido,
y experiencias con el tiempo,
para todas las enfermedades,
ellos tenían remedios.

El niño sigue malo,
no le valía el tratamiento,
que había mandado el médico,
y la abuela piensa
en los remedios caseros 
que hay mejor para la barriga:
"Manzanilla".
Es lo que daban en aquel tiempo,
y le ha preparado una taza
de manzanilla,
que sembraba en el huerto,
y se la da al enfermo,
y se la ha tomado el niño.
Ha quedado como nuevo,
y al día siguiente,
ha cogido la mochila...
y se ha ido al colegio.

Por Cecilio Clemente Rivera

LA FEALDAD


Era Pelayo en el pueblo
un joven "simpaticón"
pero que tenía un defecto:
que era feo, un montón:
con la cabeza muy gorda,
era un cabezón.

Pelayo, en esta vida,
todos los defectos físicos,
a él le ha tocado tener,
y cuando va por la calle,
y la gente a él lo ve,
a unos les da risa,
y otros les da compasión.

Pelayo es inteligente,
y muy trabajador,
y es bueno y compasivo,
y ayudaba a la gente,
Pelayo está trabajando,
y era buen trabajador,
y al empresario le da igual,
porque fuera feo o guapo,
o fuera un cabezón.

Pelayo quería casarse,
y en la localidad no encontraba,
con el físico que tenía,
nadie lo aceptaba,
y con el ordenador
se pone en las redes sociales,
y a los pocos días recibe
la respuesta adecuada,
de una joven que muy cerca
que de otra localidad estaba.

Pelayo: "Yo te acepto
tal y como tú eres,
porque tú has sido sincero,
pero antes de prometernos,
nos tenemos que ver,
porque si tú tienes defectos,
tú a mí me tienes que ver,
porque yo soy una mujer
alta y seca.
Con una nube en un ojo,
y en el otro una tormenta,
y soy fea, soy muy fea.
vamos a hacer un encuentro,
y nos vamos a ver.
Los defectos los sabemos,
y cuando nos veamos,
no nos vamos a sorprender,
porque tú has sido sincero,
y yo lo he sido también,
y una familia
nosotros vamos a hacer,
igual que lo hacen los reyes,
los condes y los marqueses,
qué culpa tenemos nosotros,
de haber nacido al revés; 
de tanta gente tan guapa,
que tuvieron suerte al nacer".

Y ha pasado un tiempo,
ya acordaron casarse,
han hablado con el cura,
y con los familiares,
ha llegado el momento
de celebrar la boda.
A la iglesia han acudido
todos los familiares,
de Consuelo y de Pelayo.

Las gentes salen a la calle,
así son las gentes,
salen a ver cuando hay
algún acontecimiento.
El cura los ha casado,
a Pelayo y a Consuelo,
y los ha alabado mucho,
y les dice con respeto:
"Como dice Don Quijote,
hay dos clases de hermosura:
la del alma y la del cuerpo.
La del alma la tenéis,
que es lo mejor que Dios
a vosotros os ha dado".

Vivía un matrimonio,
ella era muy hermosa,
frente a Pelayo y Consuelo,
y pensaba la señora,
cómo podía ser
que un matrimonio tan feo,
ellos se lleven tan bien,
van a todas partes juntos,
y no se ven discutir,
y tienen conformidad;
y, sin embargo, nosotros,
con hermosura y dinero,
si el uno dice blanco,
el otro dice negro.

Se han marchado a la ciudad,
le ha salido trabajo,
y han vuelto
pasando un tiempo,
Consuelo y también Pelayo.
Se sabía que tenían dos niñas.
¡Qué sorpresa se han llevado!
Las gentes que los conocían,
ellos veían a las niñas,
con la cara de Consuelo
y la fealdad de Pelayo...
¡Y son dos niñas preciosas!

Las gentes se preguntaban
cómo ha podido ser
que de unos padres tan feos,
hayan nacido dos niñas
más guapas... no puede ser.
Capricho de la naturaleza,
que todo lo puede hacer.
Lo mismo que los espinos,
que hay flores que son hermosas
y han salido de un espino...
como el rosal y la rosa.

Por Cecilio Clemente Rivera

EL NAZARENO


Ya llegó la semana,
la más importante del año,
es cuando más sacrificio
se hace de todo el año:
hay que ayunar,
y sacar, de la iglesia, a los santos.

Es la Semana Santa.
Representa la pasión
de Jesús resucitado,
se preparan los costaleros,
para cargar con los santos,
que preparados están,
en las andas colocados.

Una imagen es el Nazareno,
que con la cruz va cargado,
trompicando y cayendo,
va camino del Calvario.
Lo han condenado los hombres,
para ser crucificado.

No le sirvió ser bueno,
ni tampoco hacer milagros,
lo traiciona un apóstol,
se vendió a los soldados,
por treinta monedas de plata,
que le pagan los soldados.

En el Huerto de los Olivos,
allí están cenando,
y se lo anuncia Jesús:
"Uno me estáis traicionando"

No termina de decirlo,
y han llegado los soldados,
y como no conocían a Jesús,
Judas se ha levantado,
dirigiéndose a Jesús,
en el rostro,
un beso a Jesús le ha dado.

Esa era la señal,
que tenía con los soldados,
y enseguida lo prendieron,
para que Jesús sea juzgado,
y al no encontrarle culpa,
al pueblo se lo ha entregado.

Y el pueblo hace justicia,
porque dicen
que el pueblo es siempre sabio,
aquel hombre era justo,
y que hacía tantos milagros,
y el pueblo lo sabía,
han cogido y lo condenan,
para que sea crucificado.

Y Pilatos se disculpa,
lavándose las manos,
y han llegado los soldados,
y a Jesús crucificaron:
ponen a Jesús en el medio
y a un ladrón a cada lado.

Es como una pedrada,
que los judíos le han dado,
la Virgen está junto a la cruz,
suspirando y llorando;
junto a ella está Magdalena
y las mujeres del Calvario,
allí están afligidas,
viendo al crucificado.

Han pasado varios siglos
desde que lo ajusticiaron,
y la Iglesia sigue ahí,
y también los cristianos.
Y ha llegado la semana
de sacar en procesión a los santos.
Los costaleros están preparados
para cargar con los pasos,
y han sacado al Nazareno,
al hombro con la cruz colgado.

Como hace varios siglos,
cuando iba
caminando hacia el Calvario,
las mujeres van junto a él,
enlutadas y con mantilla,
unas van llorando,
y otras se van lamentando.

Los hombres van detrás,
todos encapotados,
y los niños corretean,
y se quedan mirando,
empieza a sonar la música,
los tambores y trompetas,
para que los costaleros,
lleven al compás el paso.

Pilatos se lo entregó al pueblo,
y él se lava las manos,
y el pueblo hizo justicia,
porque dicen
que el pueblo es siempre sabio:
el pueblo a Jesús condena
y a Barrabás lo soltaron.

Por Cecilio Clemente Rivera