Vicente y Julio son.
Los tres éramos solteros
y de fiestas siempre estamos,
empezábamos el viernes
y hasta el lunes
a casa no regresamos.
Pero un día Vicente
una novia se ha echado,
rubia y muy bonita,
era todo un encanto.
Vicente estaba del todo enamorado.
Vicente tenía padre,
una hermana y un cuñado.
Ha llegado el momento
que el padre está malo y delicado
y necesita el servicio
de la hija y su marido,
de Vicente y su mujer,
que ya se habían casado.
Por lo tanto acordaron,
como tenían que cuidarlo,
una semana cada uno,
la hermana y el cuñado,
Vicente y su mujer,
que están muy enamorados.
Empiezan a cuidar al padre,
todo con normalidad,
hasta que pasan unos días,
y la cosa cambia ya.
La
señora de Vicente,
ya se
empieza a negar,
dice
que ella no tiene
al
abuelo que cuidar.
Para eso tiene una hija,
Para eso tiene una hija,
para
que lo pueda cuidar,
y empieza a decirle cosas:
de su
padre a Vicente,
"Tu
padre es un atrevido,
y siempre me está mirando,
no te
puedes acercar,
pues
siempre extiende
las manos,
para
poderte agarrar.
Yo no voy en cá tu padre,
Yo no voy en cá tu padre,
allí
ya no vuelvo más,
allí
que vaya tu hermana,
que es
la que tiene
a tu
padre que cuidar.
El otro día me acerco,
El otro día me acerco,
y como
es tan atrevido,
apenas
me he descuidado,
ha cogido y me ha agarrado.
¡Qué sin vergüenza es tu padre!
¡Qué sin vergüenza es tu padre!
¡Yo no
lo cuido más!
Para eso
tiene una hija,
para
que lo vaya a cuidar".
Y
Vicente boquiabierto,
escuchando
a su mujer,
y como
está enamorado,
no la
suele reprender.
Todo
lo que ella le dice,
todo
le parece bien,
el
abuelo como anda,
con un
bastón y despacio,
ha ido
a la administración,
y a la
primitiva le ha echado.
Y tuvo buena suerte,
Y tuvo buena suerte,
que a
el solo le ha tocado,
y había bote,
y tres
millones le ha tocado.
El
abuelo se lo calla,
para
que nadie se enterara,
pero la mujer de Vicente,
pero la mujer de Vicente,
enseguida
se ha enterado.
Y ha
ido en cá el abuelo,
corriendo
y sofocada,
le han
tocado tres millones,
y ella
no tenía nada.
Y en
ese mismo momento,
allí
también se encontraban,
los que al
abuelo cuidaban,
y ellos de la primitiva,
ellos
no sabían nada.
La
mujer de Vicente,
le
dice a sus cuñados,
"yo
atiendo a tu padre,
porque
está muy delicado,
no
hace falta que vengáis,
a tu
padre a cuidarlo,
pues a
mi me basta y me sobra,
para
cuidar a tu padre".
Y en
ese mismo momento,
Vicente en cá el abuelo ha llegado,
y viendo a su mujer,
sorprendido
se ha quedado,
pues
no quería venir,
al
abuelo a cuidarlo.
Y se
ha dirigido a Vicente,
diciéndole
yo a tu padre,
he
venido a cuidar,
pues
tu padre es tan bueno,
pues
tu padre es un encanto,
mira
como me mira,
mira
como extiende las manos,
con
ganas de acariciarme,
deja
que me acaricie,
pues
tu padre es
como un santo,
¡Qué Dios
nos manda del cielo
para
que yo pueda cuidarlo!
Ni tu
hermano ni tu cuñado,
pues
yo sola lo atiendo,
¡Qué gusto me da cuidarlo!
Y
Vicente boquiabierto,
escuchando
a su mujer,
viendo
como ahora quiere
a su padre atender.
Todos están sorprendidos
del cambio de la mujer de Vicente,
del cambio de la mujer de Vicente,
porque ninguno sabía,
que el abuelo había jugado.
Y tuvo tan buena suerte,
solamente lo sabía,
nada más que la mujer de Vicente.
¡Qué diferencia existe,
con dinero o sin dinero!
¡Sin dinero el abuelo es malo,
y el abuelo con dinero es bueno!
Por Cecilio Clemente Rivera
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